lunes, 24 de marzo de 2014













Empezaremos con una falacia: el siglo XX es el siglo en que la mujer entra en la historia. No es que no sea cierto, pero es una afirmación demasiado simplista, y como todos los tópicos, la parte de verdad que contiene queda oscurecida por la parte de verdad que deja fuera. Hasta el siglo XX las mujeres no votan, no van a la universidad, no tienen derecho a disponer de su propio dinero y su propia vida («la habitación propia» deVirginia Woolf), no son diputadas o presidentas de algún partido o gobierno, etc. Sí, cierto, pero jamás olvidemos que estamos hablando para lo que llamamos el mundo occidental, o el mundo desarrollado. Fuera de Europa, América (según partes), Oceanía (ídem) y algunos países de Asía y África la situación de la mujer es tan radicalmente distinta que la gran mayoría de ellas no podrían ni leer este artículo ni escribirlo, porque son completamente analfabetas y porque jamás han oído hablar de esa cosa que nosotros, los civilizados, llamamos alegremente «los derechos humanos». Por desgracia yo tengo que centrarme en la evolución de la mujer en Occidente, desde el punto de vista social, porque en muchas otras partes del mundo no ha habido evolución alguna (y puede que no la haya nunca, permítanme, ya se que no está bien visto, ser un poco pesimista al respecto). Y de eso voy a hablar.



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http://www.jotdown.es/2014/03/los-derechos-del-hombre-y-de-la-mujer/


(foto de A. V. F.)




viernes, 7 de marzo de 2014




EL MUNDO REAL...


"Mi primer trabajo de traductora fueron unas prácticas en 2001 en el Parlamento Europeo, en Luxemburgo. Yo acababa de terminar la carrera y aquel mundo no me interesó. Son unos privilegiados que viven en una burbuja y yo quería saber cómo era el mundo real de los traductores, recuerda, rechazando unas pastas que le han servido con el té. Y bien que se enteró cobrando 500 euros como profesora asociada en la UPO"

(Inmaculada Serón, entrevistada por Margot Molina para el Diario EL Pais, 22 de febrero de 2014)

Nota: el subrayado y la cursiva son mías.

Dos cuestiones:
-Si los traductores del Parlamento europeo viven en una burbuja, ¿dónde viven los políticos?
-"Quería saber cómo era el mundo real...". Bueno, pues aún ha tenido suerte. Hay gente que no cobra 500 euros ni puede dar clases en una universidad. Para algunos querer conocer el mundo real supone la muerte o el exilio.