miércoles, 6 de diciembre de 2017








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Los camiones pasan pero no paran, los coches, los pocos que circulan, tampoco. No tienen ningún motivo para parar. No hay gasolinera. No hay bar. No hay gente. O si la hay, no sale a la calle. Hace un tiempo muy agradable. Sólo dos grados por encima de cero. Pero eso no es frío. Los que viven por aquí saben que eso no es frío. El frío de verdad aún no ha llegado. Casi ya diciembre y aún sin nieve en el Moncayo. Miento: ayer lloviznó. Y hoy el Moncayo está cubierto de niebla. Tal vez haya nieve, un poco de nieve, los primeros copos del invierno, pero de momento es imposible saberlo. Ha salido el sol, pero la cumbre del Moncayo está completamente oculta. Y no sería extraño que estuviera así todo el día, o varios días. El Moncayo es el muro que todos los camioneros miran de reojo. La carretera va directo hacia él. Pero por suerte se desvía y después de un pequeño puerto llega a Ólvega. Y desde allí corre directa hacia el valle del Ebro. Donde al frío se le une la humedad del río y el viento que barré todo el valle.

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(foto del autor)




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