miércoles, 31 de octubre de 2012


EL ACTO: DESMITIFICACIÓN


"Soy novelista de profesión. Es, en mi opinión, un oficio inofensivo, aunque no en todas partes se considera respetable. Los novelistas ponen palabras groseras en boca de sus personajes y los muestran fornicando o yendo al baño. Además, no es un oficio útil, como el de carpintero o pastelero. El novelista ayuda al lector a pasar el tiempo entre una acción útil y otra, contribuye a llenar los huecos que se producen en el tejido serio de la vida. Es un mero animador, una especie de payaso. Hace imitaciones, gestos grotescos, es cómico o patético y, a veces, ambas cosas, hace malabarismos con las palabras como si fueran pelotas de colores".


Así empieza un largo artículo en el que el propio autor, Anthony Burgess analiza su oficio. (Diario El País, Suplemento Babelia, nº 1092)

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