miércoles, 30 de mayo de 2012

CULTURA







Leo en el Babelia una crítica de un libro cuyo título no me molestaré en escribir. “Ésta (novela) de… que obtuvo el premio… es de esos relatos que aspiran a tener, sin complicaciones y, mucho menos, ambiciones literarias, un gran número de lectores”. Yo tengo una palabra para ese tipo de libros: intrascendentes. Hoy en día la mayoría de premios los ganan ese tipo de libros y la mayoría de editoriales publican ese tipo de libros. Y uno ya no debería sorprenderse… A fin de cuentas, ¿para qué sirve la cultura? Miremos la Edad Media: con que la cultura no desaparezca sino que esté en poder de una minoría (los monjes) es suficiente para que una sociedad funcione perfectamente durante algunos siglos. De hecho, si hoy en día se pretende que la cultura llegue a todo el mundo es porque se ha convertido (y se pretende que así siga siendo) en un negocio.

Quiero dejar clara una cosa. No me parece mal que algunos libros se escriban sin otra finalidad que entretener. Lo que me fastidia es que todos los libros que se publican no tengan otra finalidad que entretener. Hace años Dan Brown daba como consejo a los escritores que empiezan que “hicieran algo comercial”. Me pareció algo repugnante pero tuve que darle la razón. Según parece hoy en día para tener éxito como escritor hay que suicidarse tres veces: al principio, a mitad camino y al final.


No hay comentarios:

Publicar un comentario