¿Escritores
malditos?
Al final resulta
que Henry Miller no hubiese existido sin Anaïs Nin y Anaïs Nin no hubiese
podido ayudarle sin el dinero de su marido y de su psiquiatra, así que ¿dónde
está el mérito de Henry Miller? Fracasó en todos sus trabajos y se hubiera
muerto literalmente de hambre (él mismo lo dice) de no haber conocido a Anaïs.
¿Y qué habría sido de Anaïs Nin de no haber tenido un marido tan tolerante?
¿Pintores malditos? Recordemos a un pintor francés, Maurice Utrillo. El
extraño caso del pintor maldito (en
el sentido más habitual de la expresión) que cambiaba sus cuadros por casi
todo: sexo, comida, bebida, libertad (libertad en el sentido más estricto,
pagando con un cuadro a los policías que le metían en una celda de una
comisaría por borracho), en fin, casi todo lo que un hombre puede necesitar… Y
que, habiendo aceptado plenamente su fracaso, se tropezó con la felicidad en su
vertiente más cálida y doméstica: se casó con una americana rica, y que encima le quería... ¿Qué más se puede pedir?
(Es muy tentador comparar su caso con el de
Pollock, o el de Modigliani, y jugar a imaginar las oscuras razones que tiene el destino para poner
punto final a una buena historia.)
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