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Palabras de un
arrestado en el “Gran Terror”, recogidas por Orlando Figes en su libro “Los que
susurran”:
“Nunca creímos
que Stalin fuera el causante de nuestros sufrimientos. Sólo nos preguntábamos
cómo era posible que él no supiera que lo estaban engañando”
(Para que un
poder sea realmente efectivo debe ser invisible. Ese es el éxito de cualquier
dictadura: esclavizar a los hombres sin que sean conscientes de ello, hacer que
peleen a ciegas, que no comprendan nunca quien es el causante de sus males.)
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